En La Graciosa nos criamos con las gallenías junto a las casas.
En ellas podían haber gallinas, cabras, patos, palomas, burros o incluso cochinos.
Allí veíamos como nuestros padres, o nuestros abuelos, se dedicaban a echarles de comer o a limpiar los corrales.
Por su proximidad, los animales se convertían en alguien más de la familia, por eso que no era extraño decirles alguna cosa.
¿Cómo se le decía a las gallinas? ¿Y a las cabritas?